Derretí mis dedos en el teclado
para que simularan hoy palabras
forcé, al punto de las lágrimas
el desahogo de versos bellos
para no dar un te desheredo
Demoré más de dos horas
y uno que otro sorbeteo
bebí té, amapola y amarguras
para esperar un qué bello Leo
Dormirme extrañado
esperando volver a ser encontrado,
el reconocimiento, claro,
del que tantas veces hemos hablado
ese no de egos
sino de alteridad
de ver allí
lo que otras veces no vemos
aunque fuera de nuevo
un solapado te quiero.
Pero nunca llegó
nunca importó
ya no vale
quizá nunca valió
espero sí haya valido
¿esperar?
es lo que hoy no quiero
o quizá
sencillamente
no puedo.
Qué importan las diferentes formas
había valor
y tú, otra vez
lo dejaste al azar
ignoradas
palabras
ignorado
yo
ignorante
el destino
eso, ahora sí,
lo elijo yo.
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