¿Hasta cuándo Santiago abrasará nuestras caras
Y el rojizo arrebol quemará lo blanco?
Por mucho tiempo más, contestará el Maipo
Si cada día nueva torre se yergue alto
Como moderno rasguño a su celeste manto
Mientras sus verdes descansos
Ya no conocen de risas ni cánticos
Sólo de brincos al éxtasis
De cada día más rimbombante bocinazo
Ridícula pleitesía
Al frenesí rutinario.
¿Hasta cuándo habrá violencia,
Terrorismo,
Como vil cuatrero acechando?
Ya acabará, mi peñi, mi hermano
Te responderá el mapuche
También el inmigrante latinoamericano
Aún cuando mi tierra conozca
Cotidianamente qué es la sangre
Y el plomo de los soldados de tu infancia
Sea la realidad de mis críos:
La pétrea guerra marcando su lactancia.
Aún cuando fustiguen con celo
La resistencia de mi pueblo,
La dignidad misma
Que hoy también me niegas
Prevaleciendo la cobardía
De vivir subyugado
Buscando conquistarme
Con la violencia cómplice
Y el terror que siembra
Cada capital privado,
Escucha mi cántico
¡Cuán violeto es también tu Estado!
Newen somos
Admapu seremos
Al son del cien veces venceremos
Ven y clama conmigo
¡Somos un mismo pueblo!
¿Hasta cuándo impune abuso?
Ofuscado gruñe el orador rimbombante
Mientras no me sientas
Susurra el pueblo concomitante,
Que nada comienza ni termina
En lo tantas veces dicho,
Que de tu retórica cual verborrea
No se horneará batido
Ni beberemos suficiente agua
No confundas el exceso de saliva
Con los vítores que yerguen vidas.
Para saciar tus afrentas
Soslayamos tu falsa modestia
Tu lengua tan sacrificada,
Escúchanos,
No necesitamos mártires ni profetas
Somos nosotros quienes han pasado hambre
Abuso creará
Todo aquel que prosiga
Con dicho enclenque mensaje.
¿Hasta cuándo será dulce?
Chistaba disconforme la abeja:
En las afueras de la caverna
Conocerían nuevos rubores,
Yo quiero agrio sabor testado
Aunque me condenen
Como al limón soterrado,
¿Acaso en algo habré errado?
El mundo sabe a placeres,
Proclamó la mujer etérea
Si por lesbiana buscan sitiarme
Cada “te tolero”
Rocía aún más bencina
Para calcinarme,
Y cada estereotipo tiene como objetivo
El sólo lograr ocultarme.
En ti forzarán la miel, bicolor abeja
Pues será combustible neutro
Pábilo para sus temerosos labios,
Y así multiplicarán sus roces
En la risible virginidad
De estimar que sólo existe
Su manoseada verdad.
¿Qué saben de amor ellos, danzante abeja?
Se confunden como ovejas
Meriendan del mismo rebaño
Emancípate, no tengas dueño ni amo
Abandona de una vez
El vértice de la oscura caverna
Que el dulce no constituye ni hará a la abeja,
Sé como tú quieras
Tu lucha será
La libertad del que la enfrenta.
¿Hasta cuándo poca eficiencia
Emprendimiento sin esfuerzo
Para el avance humano?
Son ellos quienes dan trabajo
El pan que habrá de ganarse
Cual sueño americano.
Desde el exilio de mis penurias
Y la bipolaridad de mis andanzas
Apunto hacia tu corbata
Patrón de la usura
Guardián de las desconfianzas,
Y desde aquí, al yugo de tus usanzas
Ruego por el puñal de victorias
Que desborde lo acumulado,
Desde la pala y el teclado
El pizarrón y la guitarra
La extracción y los servicios
Por la hoz y el martillo,
En la marcha de mis porturarios
Y desde el confín de mi salario,
Por la libertad de mis hijos
Y la igualdad con mis hermanos,
Hago una promesa de vida:
Lucharé por el despertar
De cada enajenado
Para que no haya eco de tus palabras
En ningún inocente desclasado.
Desde el llanto de mis sogas
Y el extenúo del descanso
Por la vida derrotada
Yaciendo en mi lánguido remanso,
Renombro mi vida
Como aquella de cada obrero
Por nadie nunca más explotado
Hasta la felicidad siempre,
Compañera, amigo, hermano.
¿Hasta cuándo habrá apatía?
Se preguntaba quien ya no escribe
Hasta que decidas cursar
Revolucionaria caligrafía,
Esta vez respondió,
En el vigor de sus letras,
Mi mano
Ella, la jamás dormida.
¿Hasta cuándo el mero lamento?
Se cuestionó el pueblo,
Mi mano cual escriba,
Y en reunión de rabia contenida
Pero al dulzor de la esperanza
-O agrio para quien así lo estima-
En la ciudad Santiaguina
Junto al Maipo y la abeja
El obrero y sus hermanos
Cantaron a la libertad:
No más esclavitud
Ni individual usanza
La revolución comienza
Dando cara.