Señora Directora:
Sebastián Piñera ha anunciado dentro de sus primeras diez medidas de gobierno la creación de 50 liceos mixtos de excelencia -según sus palabras, como el Instituto Nacional- a lo largo de las principales ciudades del país. Plantear tal iniciativa como una herramienta para la solución de las problemáticas de nuestra educación pública es obviar los problemas de trasfondo: diferencias abismantes de inversión entre los diversos modelos económicos, libertad de enseñanza entendida como libertad de mercado y despreocupación estatal al entender por equidad sólo la búsqueda de acceso en desmedro de la calidad e igualdad de resultados, entre otras.
Así, la creación de más colegios que repliquen el modelo del Instituto Nacional sólo implicaría seleccionar a los mejores estudiantes de diversas comunas y concentrarlos para una competencia que implique un supuesto progreso, conllevando, nuevamente, que sólo unos pocos puedan superar la mediocridad del sistema público. La solución debe pasar, entonces, por la desmunicipalización de la educación, otorgándole nuevamente al Estado un rol benefactor que implique, de forma descentralizada e inteligente, una mayor preocupación y eficacia en lo concerniente a educación, en lo concerniente al futuro de millones de chilenos.
La educación como herramienta para el progreso social, cultural y personal no puede ser entendida como un servicio ni un privilegio: es, efectivamente, un derecho para todos y cada uno de nosotros.
Leonardo Jofré Ríos.
La Segunda, 1 de febrero de 2010.
2 comentarios:
Estimado Leo:
A decir verdad vuestra carta deja entrever una inspiración ideológica evidente que, a mi juicio, si bien es necesaria, en temas como en la educación deben, en cierta medida, ser dejados de lados y apuntar más a los resultados y los logros que se puedan realizar. Considero entonces que la propuesta de desmunicipalizar y estatizar todo nuevamente, es una mala idea.
Se ha demostrado que todo proceso centralizador tiende a la homogeneidad. Eso es un punto a favor de la propuesta. Sin embargo, en las condiciones en las que Chile se enfrentaría a llevar un proceso centralizador tendrían a una igualdad hacia abajo, es decir, profundizar la mediocridad. Chile entonces debe apuntar a realizar un proceso gradual de mejora de su educación pública, partiendo, por ejemplo, con esta creación de colegios de excelencia. Hay ejemplos de este trabajo focalizado, y son exitosos. Puede nombrarse el colegio República de Siria en Ñuñoa o el Carmela Silva Donoso, también de Ñuñoa, ambos municipalizados y ambos con un proceso de renovación que los ha llevado en el corto plazo a la excelencia. Pero es cierto, dirás tú, y créeme que también lo pienso, ¿y ha mejorado la educación en la comuna, en el país?. Es tentador decir que no, pero debo decir que sí. Si porque más jóvenes han podido acceder a la excelencia. Y aunque aún no son todos, no son la mayoría, son un ejemplo y son un comienzo. Está demostrado que cuando se van mejorando más y más elementos de la sociedad, ese cambio se irradia y transmite, pues se crea una cultura. Puedes mirar nuestras costumbres, frases, palabras que usamos en Chile y que nos son comunes a todos según nuestra generación. Con algunas diferencias pero en la misma dinámica, la educación produce la misma irradiación.
Ahora bien, mi intención no es sólo defender las nuevas 50 lumbreras que el presidente Piñera desea crear, lumbreras por lo demás más parecidas al Liceo José Victorino Lastarria A- 45 que al I N (jajaj broma...ni tan broma), sino apuntar a la defensa de la municipalización. Usted se puede preguntar cuál es la utilidad de tener una educación tan fragmentada y descentralizada. Atienda usted a nuestra variedad cultural, geográfica, a nuestra larga y estrecha faja...etc. Ocurre entonces que es más efectivo y mejor atender a las diferencias según zona y región, con una forma descentralizada de educación donde cada unidad territorial defina y destine sus recursos acorde a sus objetivos. Hace un par de años estuve en Chiloé, y en una escuela habían acordado con la Municipalidad de Castro destinar recursos a estudios técnicos para el sector pesquero. Con esta asignación, muchos jóvenes hijos de pescadores humildes y esforzados, hoy son técnicos y siguen el oficio de sus padres pero con mayor proyección y oportunidades. Es cierto que habrán otros que al igual que nosotros apuntarán a otras formas de ganarse la vida, pero es cierto también que muchos se sentirán atados a su tierra y su historia y querrán aprender algo acorde a sus zonas. Por tanto, si usted lo analiza, un proceso descentralizador (y aquí me sincero con mis ideas) permite asignar a los agentes los recursos de la mejor forma. A pesar de lo anterior, creo que hay cosas que deben perfeccionarse de este sistema, como una mayor fiscalización es las asignaciones (algo que Piñera cumplirá), un reaujste en zonas más pobres, mejores mecanismos de comunicación entre la comunidad, los colegios y las municipalidades, entre otras reformas que perfeccionarían este sistema.
Saludos
Pido disculpas por la redacción, pero estamos de vacaciones y esto no es una carta al diario.
Nos vemos en Marzo.
Estimado Miguel,
Desmunicipalizar no implica centralizar, pues las propuestas que se han generado al tema tienen que ver con que el Estado asuma su rol directo en la educación no desde una única entidad, sino desde diferentes organismos descentralizados a nivel regional o pronvincial que tengan como única función preocuparse de los temas educativos. La municipalización como proceso iniciado en dictadura tenía como objetivo poder dar mayor cobertura -lo cual, honestamente, fue efectivo- mas lo hizo en desmedro de la calidad. Hoy, en condiciones actuales, podemos volver a un sistema en que el Estado recupere el rol que le compete en un derecho fundamental, dejando de lado el infantilismo político en el cual nadie asume las complicaciones que se derivan de los pésimos resultados que se gestan desde la educación pública. De esta forma, todo lo que señalas como argumento para defender la municipalización (más que nada atender a las variables específicas) lo podrás encontrar en un proceso en el cual el Estado retome su competencia, como siempre debió ser.
Cuando el municipio recibe desde el MINEDUC ingresos para destinar a educación adquiere la totalidad de la decisión en inversión, por ende las comunas más pobres suelen usar buena parte de tales para otras materias, mientras que comunas "más ricas" invierten más desde otros sectores. Así entendemos fácilmente por qué en comunas como Pudahuel ningún colegio público supera los 450pts promedio en la PSU. ¿Quién responde por ello? La lógica nos dice que el municipio, pero éstos generalmente traspasan la problemática al SEREMI, y éstos al MINEDUC. Efectivamente, la solución queda en nada.
El problema en términos educativos es que no hay un origen o término cierto a atacar que mejore sustancialmente el sistema. Métodos de enseñanza, profesión docente, sistemas de medición de calidad educativa, participación interestamental, Jornada Escolar Completa, procedimientos no-lectivos, etcétera, etcétera: muchísimos factores que implican un conocimiento basto y reformas profundas para poder realizar cambios. Así, crear "colegios de excelencia" -con el modelo del Instituto citado por Piñera- sólo conlleva repetir sistemas viciados: sacar a los mejores de cada comuna para hacerlos competir descarnadamente. Y no es que sólo se complica la educación informal (valores institucionales) o no formales (familiares) en el asunto, sino también se realiza una crítica aún más profunda: ¿es justo que sólo unos pocos puedan acceder a verdadera calidad educativa? Mientras "esos avances" le permiten a unos cuantos jóvenes poder superar su estandar de vida, otros miles se quedan literalmente "pateando piedras". Qué triste decirle a cada uno de ellos que su futuro ha sido mermado por no tener dinero, pues coincideremos en que la educación particular no se tendría que seleccionar por habilidades cognitivas (que dependen mucho de la infancia) sino simplemente por dinero. Los más ricos, buena educación, los más pobres... bueno, confórmense con que sólo algunos puedan educarse bajo un sistema "de calidad".
Me remito, entonces, a lo que expuse al final de mi carta. La educación no es un servicio ni un privilegio. Pensar en nuestra realidad personalmente me frustra, el entender la realidad económica como intereferencia para la igualdad humana no debiese ser tolerable, sobre todo cuando la educación es, querámoslo o no, la gran herramienta de progreso social, económico y humano.
Un abrazo hombre, nos vemos pronto :)
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