Libertad, igualdad y fraternidad, escuché. “Hace
43 años intervenimos en defensa de la libertad”, dijeron en la tele. A muchos
parecía gustarles esa palabra. Me dijeron que hasta había una estatua en un
país lejano que la honraba. Había que ser libres. Mi papá me explicó qué era:
poder decidir por nosotros mismos, y todos podíamos. El esfuerzo siempre
lograba todo. Corrí entusiasmado. Subí a mi cerro, ese que dice Renca, y vi
Santiago. Qué ganas de ser tan libre como quienes vivían tan lejos, y poder decidir
tener casas tan lindas con patios tan verdes.
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