Y me iré lejos de aquí
maletín en mano
ocultando,
una, tres, diez sonrisas
que tomaré de las que a ti te regalé,
en forma de mariposa,
porque ya no revolotean,
en forma de papel picado,
porque hoy sólo yacen trizas,
en forma de granizo,
porque enfrían hasta lo más minúsculo:
sonrisas
tiernas,
misteriosas,
anquilosadas,
¡qué maravillosa tortura!,
recordarte aunque deambule
lejos de ti,
lejos de mí,
¡qué agónica alegría!
ir así, aquí, de allí,
sonriéndole al viento,
tan refrescante como tu pecho,
arrancarme al mar
para empaparme con tu sexo,
huir al campo,
y que el trigo me alimente
con su sol enorme:
eras la hostia, el pan y el vino,
tu cuerpo, tu sangre,
tú,
el Cristo,
omnipotente
la presencia de lo ficticio,
yo pago tus pecados,
por ti me crucifico,
mas no soy yo quien resucito
tú eres el tercer día
tú eres quien desciende nunca digno
tú eres quien vuelve
para nunca
jamás nunca
volver a estar conmigo.