Salud y alegría
que ya pasó la desdicha
la muerte no cubrió nuestra historia
y tu barba se hallará otra vez con la mía,
que te no duela,
lo que en realidad no daña,
que la tormenta ya se ha ido
y sólo echó a volar nuestras murallas
Salud y dicha,
que volverá tu sonrisa a encender la mía,
tus ojos despertarán con mi rostro
cuidando tu pecho de noche fría,
Porque contigo no anhelo
aprender a disfrutar
juntos
lo exquisito de fracasar.