Cuenta el rumor
Que alguien te ha manipulado,
Cuenta el clamor
Que ése fui yo.
Quizás el presagio extinguido de una
utopía
Transitó del amor a la desdicha,
De la ingenuidad al desdén vengativo
Descarriló del camino cual peregrino sin
vía,
Cuán violenta es su palabra
Queridas amigas mías.
Y me pregunto,
¿Acaso no habrá descanso para tan
infatigable hablilla?
Cuando danzo sobre cada mente
Sus dichos pretenden que fían,
Y ahí van sus ojos, contándome,
Que el alfil y su espada
Cortan cabellos de egolatría.
Bufón no te rías,
La función en el circo ha comenzado:
El universo cambia colores por armonía
Querrá borrar el negro por mí pintado,
Porque el exceso de sal en el mar
No es más que el castigo de cada día,
¡Cuánto ruges mar de habladurías!
En ti la acidez de cada mirada
Cobra cada ene que en normalidad no
cuadra
En tu arraigo de tibios cuerpos,
Se mueve lo dúctil en consecuencia y soberanía,
Creo que temo mirarte,
Siento que agotas mi geografía,
Se destiñe el cuadro de familias,
Se destiñe el cuadro de familias,
Ahogas la palabra, el verso y el diato
de mi curandería,
Ahí te vas,
Adiós resiliencia mía.
Pena para el autor,
Ése que escribe versos pero no poesía,
Toca abrazar una vez más la almohada
Por todos,
No hay felpa que adormezca la entropía
mía.